Que grata sorpresa me he llevado hoy, al ver que mi foto con el titulo, (Parece menti que habiendo bicipichi vayas a la bombi en tranvi) ha quedado en el Tercer Puesto en el concurso Junio 2009 canonistas.com
Tomé esta fotografía este invierno en un viaje que hice a Cracovia para ver a mi amigo Chelu que estaba pasando un Erasmus muy duro.
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Las Ventas feria de otoño, Domingo 7 de octubre de 2018
Toros de la ganadería de Fuente Ymbro y un sobrero de El Tajo (6º) para: Diego Urdiales, oreja y dos orejas. Octavio Chacón, oreja y ovac...
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Toros de la ganadería de Fuente Ymbro y un sobrero de El Tajo (6º) para: Diego Urdiales, oreja y dos orejas. Octavio Chacón, oreja y ovac...
Enhorabuena Rafa ya vas recogiendo premios para tu curriculun...
ResponderEliminarEnhorabuena. Como homenaje y reconocimiento a tu labor te mando algo que escribí a tu abuelo.
ResponderEliminarUN JUEGO DE CARIÑO
En mi adolescencia jugaba al fútbol de portero porque decían que de delantero era muy malo. Lo cierto es que me gustaba el puesto, no sé si sería por la abstracción solitaria en la que quedaba sumido entre los tres palos. Fui irregular, a partidos con buenas actuaciones le sucedían otros, la mayoría, en que me colaban goles absurdos. Pero los primeros no debían dejar mal sabor de boca y seguían llamándome. Me apasionaba ser dominado por esos reflejos que, de una manera inconsciente, me hacían surcar el aire en busca del balón, como si fuera a atrapar algo placentero y deseado por mí.
Un día los compañeros me dijeron que un hombre mayor hablaba muy bien de mí, les decía que tenía buenas aptitudes para jugar de portero. Averigüe quien era: en Cadalso se le conocía por el apelativo cariñoso de "El Sordillo", en razón de su sordera. Fue entonces cuando comprendí el por qué de su continua presencia detrás de mi portería los días de partido. Poco a poco fuimos tomando confianza; me daba consejos que yo aceptaba encantado, cuando hablábamos adivinaba mis palabras leyéndome los labios, aquellas conversaciones me imbuían gran confianza. Recuerdo que al comenzar los partidos esperaba mi salida de los vestuarios para desearme suerte con una palmada sobre la espalda. Era feliz si yo estaba bien y presumía ante todos exclamando: -¡Ya lo decía yo!
Una tarde me colaron un gol por debajo de las piernas, fue un fallo garrafal. Aquel hombre salió al campo y sin esperar a incorporarme del suelo y de mi abatimiento me gritó: -¡No, eso no. Nunca vuelvas a hacer eso! Sentí en aquel momento mil goles incrustarse en mi alma.
Fue un domingo soleado por la mañana. Estaba durmiendo. Mi madre abrió bruscamente la puerta de mi habitación y me espetó a bocajarro: -¿Sabes que se ha muerto "El Sordillo? Sólo reaccioné para preguntar: -¿Cuándo fue?, me respondió que amaneció muerto en su cama. Mi madre cerró la puerta mientras yo me giraba en la cama tapándome la cabeza con la ropa y lloré, lloré como después he tenido que llorar otras muchas veces.
Han pasado muchos años de aquello pero no he podido olvidar a "El Sordillo", y aún el fantasma de aquel gol me persigue implacable cada vez que siento cerca el inconfundible sabor de mi fracaso.
Miguel MORENO GONZÁLEZ