Corrida goyesca, domingo 2 de Mayo de 2010



















































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































2 comentarios:

  1. No deja de asombrarme el inmenso gusto y sensibilidad de tus tomas.

    ¿Y te dices aficionado? Será a los toros porque a la fotografía....

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  2. SAN ISIDRO 2010. EN LA PRIMERA NO ME ABURRÍ
    Salieron a recibir a seis toros impresentables tres graves toreros. De éstos que torean en algunas plazas. De éstos que, como no nacen toreros, no aciertan a mostrar su toreo a los espectadores ni a los neófitos que vienen detrás y que, quizá, sí aspiran a saber y aprender. De éstos que quieren que la grandeza de los toreros grandes se mida con la estrechez de sus cualidades. De éstos que queriendo mostrar a los espectadores lo “bien” que torean, les hacen ser ignorantes… Uno de ellos compuso una estética artística, llegó a la concurrencia y consiguió tapar con su arte sus ventajas toreras: “fueracacho”, pico de la muleta y nulo uso de la izquierda. Como mató bien le dieron una orejita que paseará al día siguiente por las tertulias gastronómico-taurinas madrileñas. En puridad, he de decir que hubo derechazos con alma.
    Me leí un periódico y parte del otro. Me comí un amoroso bocadillo que regué con una cerveza bien fría. Saludé a mis compañeros de localidad después de un año de ausencia. Comencé a sentir fresquito al cuarto, me calcé una liviana cazadora azul marino y seguí leyendo. Oí ruido de cencerros alocados y alevosos al declinar la tarde. Elevé mi vista perpleja y observé mansos casquivanos en pos de bovino despistado y cojitranco. Mientras retornaba mi mirada hacia las letras impresas, escuché ovación atronadora, deduje que dirigida a los cabestros (¿) (¿se pone así para señalar extrañeza?), ya que el mayoral ni apareció en el ruedo. Observé unas nubes con pinta de muñecos de nieve que contrastaban luminosamente con los colores circundantes. Tomé anteojos y repasé ese espectáculo nuboso con delectación. Me acordé de mi paisano Carlevaris: Nadie como él sabe captar con una cámara fotográfica estas maravillas de cielos, tierras y cadalsos.
    Sigo leyendo: Aparece un recordatorio en el ABC de la célebre corrida de Beneficencia que mató en solitario Paco Camino en 1.970: ¡Magistral! Su foto emblemática sentado en el estribo, esperando la salida del cornúpeta, es una institución en la tauromaquia de Las Ventas. Me llevó mi abuelo a los toros aquella tarde, grada del 2, tarde soleada, emoción a raudales, golpe de luz cegador sobre las cuadrillas al atravesar el ruedo. A mi abuelo ya le rilaba la barbilla cuando se emocionaba. Recuerdo perfectamente (lo de ayer no), cuando Camino (era el “Rococó del Toreo” para mi amigo Gildo) salió del burladero para recibir a uno de los toros y la plaza prorrumpió en atronadora ovación, de tal calibre fue aquélla que con el toro en el ruedo le hicieron saludar mientras su banderillero sujetaba al bicorne en el burladero del 7. Está bien recordar tauromaquias añejas y bellas, gracias a ellas tomo el metro cada tarde. En estas cosas estaba cuando el hijo de mi compañera Alicia me pide que le enseñe a sujetar la muleta. Le enseño, no vaya a ser que ya tome vicios desde tan pequeñito, con dos años… No me lo perdonaría. Salgo de la plaza, en los aledaños observo a los verdes servicios de limpieza preparados para actuar cuando se les requiera. Son como antidisturbios. Rememoro en la explanada los quioscos desaparecidos de entonces: ¡Cuántas conversaciones taurinas con aquellos viejecitos! Cheli: ¿Qué espacios surcará tu sonrisa en este San Isidro?
    ¿Quién dijo que no hay cosa más aburrida que una tarde de toros aburrida? ¡Pues anda que no suceden cosas en una tarde de toros aburrida?
    MIGUEL MORENO GONZÁLEZ

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